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El límite para el conocimiento está en los sentidos. El vicio y la virtud de los humanos están en su su curiosidad. La imaginación vislumbra las respuestas. La ignorancia mide la dimensión del camino que debemos andar para permanecer aquí. Tras cada paso surge una sorpresa. Es la emoción fugaz que sospecha la plenitud. No alcancemos la verdad absoluta porque nos cegará y condenará a tornar al inicio con la memoria confusa y la fantasía desordenada. Quizá estamos en el trayecto ya recorrido...
Está muy bien.
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